jueves, 22 de septiembre de 2016

….Tendría que haber sido yo. De eso estoy seguro. Pero las cosas pasan de la manera que se les ocurre y no somos quienes para andar empecinados por la vida queriendo gobernarlas a nuestra manera. Me felicito a mí mismo por haberme puesto las botas de suela en vez de otros zapatos que patinan sobre el suelo mojado más con esta resaca de mierda que me parte la cabeza y esta niebla que empaña los faroles. Espero no cruzarme con él justo en la esquina, si se da se da, no hay remedio. Siento el peso en el bolsillo interior izquierdo de mi chaqueta y más tranquilo por las dudas no sea cosa es que voy a verla a ella con palabras lindas y a acariciarla de nuevo toda, acabar con ella mil veces más y por qué no, no pasa nada total no soy de andar buscando pendencia además no me tengo fé no es que sea cobarde es que me conozco soy medio lentón para los movimientos cosa que me viene bien cuando estoy con ella porque le gusta bien despacio que dure horas el abrazo y a mi también, me quedaría para siempre abrazándola oliéndola lamiéndola y mordiéndole los labios, ah!
las piedritas sobre las baldosas crujen y qué bien se afirman estas botas de suela en esta vereda oscura y mojada, firme el paso, lento el paso, los faroles grises tenues las paredes descascaradas de colores y de escamas moviéndose hacia atrás a mi derecha puerta a puerta ventana a ventana, ni un alma desparramando su sombra, apenas la mía que me sigue al ritmo de mis botas, qué suerte que hoy elegí calzarme estas botas, llegando a la esquina en ochava esa de sorpresas más oscura que todas las esquinas aunque no tanto como su sombra, que quizás me espera, el bolsillo de mi chaqueta pesa, lo palpo con mi mano derecha lo tanteo justo cuando paso bajo el último farol de niebla y mi sombra conmigo se hace uno, el bolsillo de mi chaqueta ya no pesa, pesa mi mano derecha llena ahora de acero que no tiembla y que bien se agarran estas botas en las baldosas mojadas por dios qué bien no puedo dejar de pensar en eso, se me fue la resaca, yo firme paso a paso y lo veo , se abalanza, tarde o temprano las cosas pasan porque quieren y no somos quienes para andar buscando que pasen de otra manera, menos mal que ando clarito más que nunca justamente, él cae sobre su sombra húmeda con mi cuchillo enterrado en el pecho, espero su último resuello, murmuro su nombre con respeto. No sé por qué, las cosas pasan como ellas quieren y yo que voy a verla a ella, para estar con ella para siempre, debe ser por eso.